¿ Como debemos tratar a nuestro animal de compañía?
Son seres vivos que necesitan nuestra atención y cuidados. Tener un
animal de compañía, sea gato, perro, etc., es tener un gran amigo, pero
implica también la responsabilidad y el compromiso de cuidarlo durante
toda su vida. Debemos ser sus mejores amigos, ocuparnos de que esté bien
cuidado en todos los aspectos. Toda persona tiene unas necesidades
básicas, necesidades de tipo material: comer, beber, dormir, es decir,
aquéllas necesarias para subsistir; y necesidades de tipo emocional:
amor, comprensión, cariño, un abrazo, una palabra de aliento… A los
animales que nos acompañan les ocurre lo mismo.
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Sólo tenemos que pensar que son seres vivos al igual que nosotros. Con
eso debería bastarnos para saber cómo debemos tratarlos: cubrir sus
necesidades físicas; procurarle un lugar confortable donde resguardarse
del frío o el calor; permitirle movilidad y hacer ejercicio; cuidar su
salud si enferma y proporcionarle asistencia veterinaria cuando lo
necesite; dedicarle tiempo y jugar con él, pues sabes que le encanta tu
compañía; y, por supuesto, atender sus necesidades afectivas, darle
seguridad, cariño, estabilidad…
Muchos perros pasan su vida enjaulados o atados a una cadena y sin
ningún tipo de protección ante las inclemencias del clima. Como si no
fuera ya poco maltrato el vivir encerrados o encadenados a un mínimo
espacio, deben sobrevivir al frío o al calor, los infortunios y a veces
el hambre. La correa les impide cubrir sus necesidades más básicas y les
aísla, impidiendo que convivan con otros animales de su especie, tal y
como les corresponde por naturaleza, y así quedan atrapados en la
soledad, la tristeza y la intemperie. Hoy en día, desgraciadamente,
ocurre con mucha frecuencia, sobre todo en zonas rurales. Estamos mal
acostumbrados a ver eso como algo normal, sin pensar en lo triste que
debe de ser estar toda una vida sujeto a una cadena.
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Las estadísticas cifran que más de 100.000 animales de compañía son
abandonados cada año en España, que es el país europeo donde más se
abandonan. Muchos mueren atropellados en las carreteras. Los galgos y
los podencos son los animales que mas sufren el abandono, después de ser
utilizados para la caza, y cuando ya no sirven, son abandonados a su
suerte, y esto en el mejor de los casos. Sin embargo son de los animales
más cariñosos que existen y eso muchas personas lo desconocemos, los
vemos como eso, perros de caza, sin saber realmente lo que pueden
aportar en nuestro hogar.
Por ello, no colabores para que esto siga ocurriendo comprando
animales: adopta. Muchos deambulan perdidos por las carreteras y caminos
con la esperanza de que una mano amiga les de un poco de agua o un
pedazo de pan. Miles de perros y gatos que fueron abandonados viven en
perreras y refugios –muchos de ellos saturados– esperando que alguna
persona responsable los vaya a recoger y les ofrezca un hogar donde sean
cuidados y puedan recibir amistad y cariño.Muchos mueren mientras
esperan esa segunda oportunidad, también los hay que son secuestrados
con fines menos éticos, como son las peleas de perros, que pese a ser
ilegales aún se producen en algunos lugares de nuestras islas.
No permitas nunca que nadie les dañe. Protégelos y denuncia el maltrato.
Los animales sienten igual que sentimos nosotros, los animales
humanos, y eso hay que irlo comprendiendo y aceptando. Un animal que se
encuentra todo el día solo, o que está abandonado en la calle, siente
soledad y tristeza, no tienes más que mirarle a sus ojos. Existen
algunos casos en que un perro, por ejemplo, cuando muere su dueño con el
que ha vivido muy feliz, puede dejarse morir también de tristeza. O
cuando llegamos a casa, en donde nos espera nuestro animal, ¿no vemos su
alegría abalanzándose sobre nosotros y demostrándonos lo contento que
se encuentra al vernos llegar? Hay numerosas historias de muestra de
amor y agradecimiento de los animales hacia nosotros de forma
desinteresada y que nos enseñan algo que a nosotros parece que se nos ha
olvidado un poco.
Para convivir con un animal en casa, éste debe de ser tratado como un
miembro más de la familia, con una educación y unas normas. Tiene que
aprender desde cachorro lo que debe o no debe hacer. ¿No son los niños
igualmente educados dentro de nuestro hogar? Para el perro seremos su
manada, y por lo tanto habrá que enseñarle las costumbres que tenemos en
el hogar, a saber convivir en paz. Debemos hacerlo con paciencia y
cariño; jamás debemos educarlo con castigos, sean físicos o psíquicos,
ya que esto puede reforzar su miedo o su agresividad, y esto no es sano,
ni para el animal ni para nosotros mismos. Si lo educas y tratas con
cariño siempre tendrás un amigo incondicional, leal y amoroso, un
compañero para toda la vida.
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Existen investigaciones que ponen de manifiesto que en determinadas
situaciones la compañía de un animal en el hogar produce muchas
satisfacciones, y en algunos casos, como de enfermedad o incapacidad,
esas satisfacciones ayudan a la recuperación de la persona afectada
mejorando su estado de ánimo, y, como consecuencia, aliviando también su
malestar.
En los niños, ancianos, enfermos o personas en soledad, esa compañía
se convierte en una sensación de felicidad y bienestar saludable para la
persona, produciendo grandes beneficios emocionales y físicos.
Los niños que tienen animales en casa tienen más alta autoestima,
adquieren habilidades para cuidar a otros y al mismo tiempo demuestran
más empatía y una actitud más responsable. El vivir con un animal ayuda a
desarrollar también la comunicación no verbal. Su compañía tiene un
efecto beneficioso sobre las familias, pues pasan más tiempo
interactuando entre ellos, ya que estos animales proporcionan la
oportunidad de desarrollar actividades divertidas, conversaciones
amistosas y ejercicio cotidiano, además de la relajación y el alivio de
las tensiones y el estrés que produce su compañía.
Necesidades básicas de un animal
• Vivir libre de hambre y de sed.
• Vivir en un medio que asegure su bienestar.
• Vivir libre de dolor, heridas y enfermedades.
• Vivir libre de miedo y estrés.
• Vivir con la libertad de poder expresar su comportamiento normal, con espacio y comodidades suficientes.
Debemos de cuidar nuestro planeta, bosques, mares, porque es nuestra
casa y la de todos los animales. Con la destrucción y contaminación de
su hábitat, los destruimos también a ellos.
Éstos son sólo algunos de los animales que estamos destruyendo con
nuestros actos, como la caza indiscriminada, la tala de los bosques, la
contaminación ambiental, la construcción salvaje y la creación de
infraestructuras sobredimensionadas e innecesarias, la basura que
tiramos en nuestras costas, y un largo etcétera de factores adversos: el
panda gigante, el gorila, el tigre, el oso polar, el orangután, las
ballenas, las tortugas marinas, el cóndor de California, el águila
imperial, los rinocerontes, el lince ibérico…
Una tortuga marina puede morir asfixiada cuando intenta alimentarse,
porque puede confundir una bolsa de plástico con uno de sus alimentos
preferidos, las medusas. De hecho, el Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF) estima que más de 100.000 ballenas, delfines, tortugas y pájaros
mueren cada año a causa de las bolsas plásticas. Por eso debemos ser
conscientes de que nuestros actos van mucho más allá de lo que creemos y
estamos dañando toda la naturaleza, y con ello a muchas especies de
animales que no podrán sobrevivir.